- Área: 165 m²
- Año: 2013
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Fotografías:João Morgado
CONTEXTO HISTORICO
Durante la segunda mitad del siglo XIX, Portugal vio el regreso de un gran número de emigrados provenientes de Brazil. Retornando a sus orígenes en la parte norte, particularmente en la regiones del Douro y Minho, trajeron consigo grandes fortunas hechas del comercio e industria, fruto del boom económico y del crisol cultural del Brazil del siglo XIX. Con ellos trajeron también una cultura y cosmopolitismo aun extrañas al aislado Portugal del ochocientos.
Esa combinación de capitales y gustos brasileños polvoreó las ciudades del Norte de Portugal con varios ejemplos de arquitectura rica, de calidad, singulares en su contexto urbano, frecuentemente informadas por lo que de mejor se hacía por Europa y Brazil.
CONTEXTO DEL EDIFICADO
El "Chalé de las Tres Esquinas" es un ejemplo claro de la influencia brasileña en la arquitectura portuguesa del siglo XIX pero, es también, un caso único en ese contexto particular.
Mientras la calle Dom Frei Caetano Brandão se abría, se estaba construyendo un palacete haciendo esquina con la plaza de la catedral gracias a largos fundos brasileños, con de altos techos, elaborados frescos, ricos trabajos en piedra, bajos relieves en estuco y carpintería en maderas exóticas. En deferencia a sus espacios nobles, la cocina, lavandería, despensas y habitaciones de empleados, usualmente escondidas en sótanos y desvanes, se ubicaron en un edificio contiguo, de construcción corriente y espartana.
Construida conforme el modelo idealizado de un chalé alpino, muy popular en el Brazil de ochocientos (de proporciones estrechas, altas ventanas, techos inclinados y aleros decorados), el "Chalé de las Tres Esquinas" era ese edificio.
Debido a esta confluencia particular de circunstancias es, muy probablemente, el único edificio del siglo XIX de construcción corriente y matriz brasileña en Portugal.
Situado en el corazón de las murallas romanas y medievales de Braga, junto a la Catedral (una de las mas importantes, históricamente, de la Península Ibérica) es un edificio particularmente soleado, con dos frentes, una hacia la calle al oeste y otra volteada hacia un delicioso y calificado interior de cuadra al este, disfrutando de luz natural a lo largo de todo el día.
Por ocasión del levantamiento, su planta se organiza por la escalera (iluminada por una claraboya) ubicada en el centro de la casa y controlando dos espacios de igual área, al este y al oeste, en cada uno de los pisos.
La naturaleza de cada piso cambia, del público al privado, subiendo de la tienda en la planta baja para las zonas sociales de la casa (teniendo el salón al oeste y la cocina al este) apreciándose los aposentos de descanso en el último nivel.
En relación con los materiales, todo el trabajo en piedra y los muros de carga periféricos fueron elaborados en granito amarillo local, mientras las estructuras del piso y techo se ejecutaron con vigas de madera, con pavimento de entarimado de madera maciza.
PROYECTO
Confrontado tanto con el estado degradante y grado de adulteración como con el interés de su historia y tipología el equipo de diseño tomó como misión recuperar la identidad del edificio del ochocientos, perdida en 120 años de pequeñas intervenciones no calificadas. La intención fue clarificar sus espacios y funciones mientras que, simultáneamente, lo adecuando a las formas de vivir contemporáneas.
El programa pedía la convivencia entre un estudio de trabajo y un programa doméstico. Considerando la reducida área bruta del edificio, fue adoptada la estrategia original de jerarquizar los espacios por pisos. El grado de privacidad se aumenta por cada tramo de la escalera. La escalera también se va estrechando a cada tramo, comunicando así la naturaleza cambiante de los espacios que conecta.
El deseo de garantizar la mayor transparencia por todo el edificio, permitiendo que la luz lo cruce de frente a frente, del techo a la planta baja, definió todas las estrategias de organización y compartimentación, resultando en una solución relacionada con la tipología de loft, pero se desarrollando en el sentido vertical.
Sacando provecho de una diferencia de 1,5 m de altura entre la calle y la plaza de interior de cuadra fue posible montar el estudio de trabajo en la planta baja, se volviendo hacia el oeste y se relacionando con la calle. Al mismo tiempo, el programa domestico se relaciona con la plaza interior y la luz del amanecer, a través de una plataforma que hace la transición entre la cocina y el exterior. Esto permite que ambos espacios afirmen inmediatamente personalidades y luz diferentes, mismo si están solo separados por dos tramos de escalera.
La geometría de la escalera, antes cerrada por 3 de sus lados, filtra eficientemente las relaciones visuales entre los dos programas, mientras permitiendo que la luz natural de los pisos superiores baje sobre el estudio de trabajo.
El segundo piso se reservó para las zonas sociales de la casa. Rechazando la tendencia natural para la compartimentación se permitió que la escalera definiera los perímetros del salón y cocina, creando un piso abierto con luz natural a lo largo del día. La luz entra por la cocina por la mañana, cenitalmente sobre la escalera y por el salón en la tarde.
Subiendo los últimos y estrechos tramos de la escalera se alcanza la zona de dormir, donde la protagonista es la estructura del tejado, dejada aparente pintada en tonalidad blanca. Del otro lado de la escalera, que es el elemento organizador en todos los pisos, se encuentra el cuarto de vestir apoyado por un cuarto de baño.
Si el tema visual de la casa es el color blanco, sistemáticamente repetido por las paredes, techos, mármol y carpintería en general, el cuarto de vestir es la surpresa al final del percurso en dirección a los espacios íntimos de la casa. Con el piso y la cobertura en su color natural y rodeado por puertas de armario del mismo material, se aprehende como una cajita de madera, siendo un contrapunto a la caja blanca de la casa y siendo, en si misma, contrapuesta por la cajita de mármol del baño contíguo.
MATERIALES
Enmarcada en la estrategia de maximizar la luz y explicitar los espacios, la escoja de materiales y acabamientos es intencionalmente limitada: el color blanco, en paredes, techos y carpintería, por sus calidades espaciales y luminosidad; madera en su color natural, en los pisos y cuarto de vestir, por el conforto y calor; y el mármol portugués de Estremoz, en el piso de la planta baja, bancadas y en el piso y paredes de los cuartos de baño y lavandería, por su textura, reflexividad y color.
Todos los marcos originales de madera de las ventanas fueron recuperados, el techo reconstruido con las tejas de Marsella originales sobre una estructura de pino y abeto y el alero decorado restaurado para su condición original.
El entarimado fue rehecho con madera de pino amarillo del sur sobre la estructura original y todas las superficies para impermeabilizar revestidas con mármol de Estremoz portugués.
Los marcos del la planta baja fueron rehechos en hierro, como los originales, pero rediseñados con el propósito de maximizar la luz natural (haciéndose el mismo en el frente este).
CITAS
"Justo mientras lo visitábamos por la primera vez se tornó bastante aparente que el edificio pedía desesperadamente dos cosas: la primera liberarse de todos los añadidos gratuitos que lo sofocaron y comprometieron la clareza y lógica de sus espacios originales; y la segunda (que, en muchos aspectos, en un síntoma de la misma enfermedad) permitir que la luz se penetre por sus espacios. La oscuridad fue la última consecuencia de la compartimentación sistemática que el edificio sufrió. Necesitábamos maximizar tanto la luz como la transparencia para permitirle que respirara."
Tiago do Vale
"La tipología original del edificio, típica de los ochocientos -y considerando que este edificio ya fue concebido para que fuera de uso flexible- es, en si misma, bastante permisiva y abierta, capaz de dar respuesta a casi cualquier tipo de programa arquitectónico.
Así, nunca consideramos otro camino que no fuera el de ser fiel a la naturaleza original del edificio, tanto en su arquitectura y soluciones técnicas como en la distribución programática y espacial.
Recuperamos no solo los materiales originales pero también los usos originales de cada espacio. Y mismo cuando introducimos nuevos materiales -como el mármol de Estremoz- lo hicimos con el criterio de estar de acuerdo con la naturaleza del edificio y de su época."
Tiago do Vale
"En este caso particular, el tiempo no le fue generoso [con el edificio].
A veces un arquitecto se encuentra dividido, intentando dar respuesta a los desafíos de una recualificación, seducido entre la honestidad conceptual de hacer una restauración ciega y estricta, y la deshonestidad conceptual de romper las reglas para permitir que su proyecto vaya un poco mas lejos en algún tema en particular.
Como siempre, el mejor compromiso está entre los dos extremos, informado por ambos: una restauración ciega y estricta puede resultar en un bello e interesante objeto arquitectónico, pero hay que ceder en algo si queremos que el edificio pueda dar respuesta a los requisitos de la forma de vivir contemporánea, que es radicalmente diferente de la de hace 120 años. Esa respuesta es, en última análisis, la verdadera misión de un edificio (y el aire que lo mantiene vivo).
Cuando el paso del tiempo es generoso, califica y valora un edificio, añadiendo algo a sus calidades originales y marcando su camino a través de los años. Ilustra como la forma como nos relacionamos con nuestros hogares incesantemente cambia y evoluciona, lo que es enormemente enriquecedor y una experiencia arquitectónica maravillosa.
Así, regresando a este caso en particular, intentamos cometer la tierna deshonestidad de regalar a este edificio una historia mas feliz, con un camino mas generoso que el que realmente el edificio ha sufrido. Recuperamos y destacamos sus bellísimas características originales mientras introducimos, al mismo tiempo, ideas y elementos capaces de transportar, paso a paso, este hogar desde el tiempo de su fundación hasta los días de hoy, perfectamente ajustada a los modos de vida contemporáneos."
Tiago do Vale
"Todo dicho, nuestra opción fue simplemente la de traer de nuevo el Chalé a sus condiciones originales pero con la sutileza (que en realidad es el punto fundamental del proceso) de proveer algo más allá de una restauración ciega, capaz de devolver el edificio a una función, a un uso, a las personas (y a que puedan habitarlo con genuina calidad), a lo día de hoy, a la calle, a la ciudad, y hacerlo lo dotando de flexibilidad suficiente para que se mantenga útil y vivo por 120 años mas.
Así mismo, no deja de ser un tema bastante delicado, ya que función, usos, personas, calles, ciudades, todas son cosas que, sin parar y sin pedir excusa, permanentemente van cambiando la forma como se relacionan con su entorno construido."
Tiago do Vale
